Recuerdo tus manos recorriendo mi espalda...
Tan firmes, tan fuertes...
Llegando a mis hombros, todavía intensas,
pero rozando la delicadeza.
Un poco más arriba, sí, llegás a mi cuello
Un poco más arriba, sí, llegás a mi cuello
y creo q no puede ponerse mejor.
La gentileza de tus manos se incrementa,
y empiezo a dudar de tus nobles intenciones.
Y cuando menos lo espero
dejan de ser herramientas de relajación
y se convierten en plumas envueltas en seda...
La piel de mis lóbulo, sensible,
no quiere q dejes de acariciarla
y sin embargo agradece los sueltes
y sin embargo agradece los sueltes
para acariciar mis mejillas.
Quiero darme vuelta, besarte
y q me hagas tuya en ese mismo instante,
pero la razón hizo presa d mi momentos antes
y el taxi llega para devolverme a la triste realidad...
Pienso en esa noche todos los días y no me lo perdono...
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